Desde que tengo COVID persistente es como si me hubieren caído 20 años encima en un solo mes y, por otro lado, como si me hubieran bajado de un tren en una estación y este hubiera seguido sin mí. Mi yo de ahora sigue esperando en el andén a que vuelva el tren que se llevó la vida que tenía. Yo ya no soy yo desde que vivo con long COVID.