Sufrí un caso agudo leve del COVID-19 en septiembre de 2022. Dos meses después comenzaron una marcha sin fin de síntomas constantemente cambiantes (tengo registros detallados).
Me han hecho un montón de pruebas médicas, descartando toda otra enfermedad y todo daño al nivel de órganos; estudios de citoquinas y perfiles linfocitarios muestran claramente una inflamación persistente.
La calidad de la vida ha bajado de forma importante, sobre todo por la falta de previsibilidad de si o no podría llevar a cabo cualquier plan que pueda pensar en hacer.